Por qué volvemos tan difícil y complicadas, cosas que ni siquiera tienen el peso de una pluma, por qué no encontramos la solución a problemas siendo que esta frente a nosotros, ese terco y frustrado estado del ser humano no es más que perjudicial en todo sentido.
A veces tenemos que admitir que no somos tan buenos como pensabamos, para poder trascender un peldaño más hacia arriba, pero el orgullo siempre nos ataca por la espalda y nos impide asumir faltas con humildad.
Hay veces en la vida en que te llegan momentos especiales, te toca vivir algo nuevo, y tenés que saber manejarlo, escuchando siempre a quienes te aman, y vos lo sabés bien; pero derrepente ese nuevo momento te invade, te llena de nuevas sensaciones y emociones que te dejan un tanto ido, un tanto alejado del piso, hasta el punto de perder el equilibrio, es por eso que alguien tiene que tomarnos de las piernas, estironearnos para que nos demos cuenta y volvamos a tocar suelo. Es importante mantener siempre nuestra propia personalidad y esencia ante todo.
Asumir nuestros errores no nos hace menos, nos hace sabios e inteligentes, porque quien entiende que se equivocó, comprenderá la importancia de no volver a hacerlo.
Nuevas situaciones requieren nuevas posturas, pero siempre con humildad y pensando dos veces antes de actuar, la primera coherentemente y la segunda concientemente.
